Lecturas de Hoy

Memoria opcional de San Esteban de Hungría

Lectionary: 623

Común de santos.

Primera Lectura

Deut 6, 3-9

En aquellos días, Moisés le dijo al pueblo: “Escucha, Israel, los mandamientos del Señor y cúmplelos, para que te vaya bien y llegues a ser un pueblo numeroso, conforme a lo que te ha prometido el Señor, Dios de tus padres, quien te dará una tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.

Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido. Incúlcaselos a tus hijos y háblales de ellos cuando estés en tu casa o cuando vayas de camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalos a tu muñeca como una señal, y serán una señal en tu frente. Escríbelos sobre la puerta de tu casa”.
 

Salmo Responsorial

Del Salmo 111

R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien: 
R. Aleluya.
Dichosos los que temen al Señor
y aman de corazón sus mandamientos;
poderosos serán sus descendientes, 
Dios bendice a los hijos de los buenos. 
R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien: 
R. Aleluya.
Fortuna y bienestar habrá en su casa,
siempre actuarán conforme a la justicia.
Quien es justo, clemente y compasivo, 
como una luz en las tinieblas brilla. 
R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien: 
R. Aleluya.
Quienes, compadecidos, prestan
y llevan sus negocios rectamente, 
jamás se desviarán,
vivirá su recuerdo para siempre. 
R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien: 
R. Aleluya.
No temerá malas noticias,
puesto que en el Señor viven confiados.
Firme está y sin temor su corazón,
Pues vencidos verán a sus contrarios.
R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien: 
R. Aleluya.
Al pobre dan limosna,
obran siempre conforme a la justicia;
su frente se alzará llena de gloria.
R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien: 
R. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 25, 14-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.

El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’ ”.

O bien:

Mt 25, 14-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’”.

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.