Lecturas de Hoy
- Readings for the Viernes de la XVIII semana del Tiempo ordinario
Memoria opcional de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir
Lectionary: 617A
Común de mártires o de vírgenes.
Primera Lectura
Esto dice el Señor:
“Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto
y le hablaré al corazón.
Ella me responderá allá,
como cuando era joven,
como el día en que salió de Egipto.
Israel, yo te desposaré conmigo para siempre.
Nos uniremos en la justicia y la rectitud,
en el amor constante y la ternura;
yo te desposaré en la fidelidad,
y entonces tú conocerás al Señor’’.
Salmo Responsorial
R. (10b) Escúchame, hija mía, y presta oído.
Escucha, hija mía, y presta oído,
olvida tu nación y tu familia:
prendado está el rey de tu hermosura,
ante él, que es tu Señor, la frente inclina.
R. Escúchame, hija mía, y presta oído.
Revestida de oro y de brocados,
majestuosa penetra la princesa;
la llevan ante el rey,
y un gripo de doncellas va tras ella.
R. Escúchame, hija mía, y presta oído.
En gozo cortejo
del palacio del rey cruzan las puertas.
A cambio de tus padres tendrás hijos,
que príncipes harás sobre la tierra.
R. Escúchame, hija mía, y presta oído.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Ven, esposa de Cristo, a recibir la corona
que el Señor te ha preparado para siempre.
R. Aleluya
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’.
Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’.
Por eso, estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora’’.