Lecturas de Hoy

Memoria Opcional de San Antonio María Zacaría, presbítero

Lectionary: 595

Común de pastores o de santos [por los educadores o por los religiosos].

Primera Lectura

2 Timoteo 1, 13-14; 2, 1-3

Querido hermano: Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros.

Por tu parte, hijo mío, mantente firme con la gracia de Cristo Jesús. Y lo que me oíste proclamar en presencia de tantos testigos, confíalo a personas fieles, capaces, a su vez, de enseñarlo a otras personas. Comparte conmigo los sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús.

Salmo Responsorial

Del Salmo 1

R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.
Dichoso aquel que no se guía 
por mundanos criterios, 
que no anda en malos pasos
ni se burla del bueno;
que ama la ley de Dios
y se goza en cumplir sus mandamientos. 
R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.
Es como un árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita.
En todo tendrá éxito. 
R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.
En cambio los malvados
serán como la paja barrida por el viento. 
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo. 
R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Mateo 11, 25

R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.
R. Aleluya.
 

Evangelio

Marcos 10, 13-16

En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.

Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.
 

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.