Escuchen lo que el Señor hace oír
hasta el último rincón de la tierra:
“Digan a la hija de Sión: Mira que ya llega tu salvación.
El premio de su victoria le acompaña y su recompensa le precede.
Tus hijos serán llamados ‘Pueblo santo’, ‘Redimidos del Señor’,
y a ti te llamarán ‘Ciudad deseada, Ciudad no abandonada’”.
Lecturas de Hoy
- Readings for the Misa vespertina de la vigilia
- Readings for the Misa de medianoche
- Readings for the Misa del día
- Readings for the La Natividad del Señor (Navidad)
La Natividad del Señor (Navidad)Misa de la aurora
Misa de la aurora
Lectionary: 15
Primera lectura
Is 62, 11-12
Salmo Responsorial
Sal 96, 1 y 6. 11-12
R. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Reina el Señor, alégrese la tierra;
cante de regocijo el mundo entero.
Los cielos pregonan su justicia,
su inmensa gloria ven todos los pueblos.
R. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, con el Señor,
y bendigan su santo nombre.
R. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Reina el Señor, alégrese la tierra;
cante de regocijo el mundo entero.
Los cielos pregonan su justicia,
su inmensa gloria ven todos los pueblos.
R. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, con el Señor,
y bendigan su santo nombre.
R. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Segunda lectura
Tt 3, 4-7
Hermano: Al manifestarse la bondad de Dios, nuestro salvador, y su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia. Lo hizo mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro salvador. Así, justificados por su gracia, nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de la vida eterna.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
R. Aleluya.
Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
R. Aleluya.
Evangelio
Lc 2, 15-20
Cuando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: “Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado”.
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.