Lecturas de Hoy

Memoria Opcional de San Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia

Lectionary: 694


                                   Común de pastores o de doctores de la Iglesia

Primera lectura

2 Tm 4, 1-5
Querido hermano: En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, te pido encarecidamente, por su advenimiento y por su Reino, que anuncies la palabra; insiste a tiempo y a destiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría.

Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se rodearán de maestros que les halaguen el oído; se harán sordos a la verdad y sólo escucharán las fábulas.

Tú, en cambio, sé siempre prudente, soporta los sufrimientos, cumple tu trabajo de evangelizador y desempeña a la perfección tu ministerio.

Salmo Responsorial

Del Salmo 39

R. (cf. 8a y 9a) Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Con una gran confianza
esperé en el Señor;
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios y ofrendas ya no quieres,
en cambio me has dejado oír tu voz;
no pides expiaciones ni holocaustos,
así que dije: “Aquí estoy”.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
En el libro sagrado se me ordena
cumplir lo que tú mandas.
Me agrada hacer tu voluntad, Dios mío,
pues tu ley es la entraña de mi entraña.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He dado a conocer tu salvación
ante todo tu pueblo;
tú bien sabes, Señor,
que no guardé silencio.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 16
R. Aleluya, aleluya.
Que brille la luz de ustedes ante los hombres, dice el Señor,
para que, viendo las obras buenas que ustedes hacen,
den gloria a su Padre, que está en los cielos.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 5, 13-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.

Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos.

No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.

Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos’’.

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.