Lecturas de Hoy

Memoria Opcional de la Dedicación de las Basilicas de San Pedro y San Pablo, ápostoles

Lectionary: 679

Las lecturas de esta memoria son propias.

Primera lectura

Hechos 28, 11-16. 30-31

Al cabo de tres meses, nos embarcamos en un navío que había permanecido en la isla durante el invierno; era un barco alejandrino que tenía la insignia de Cástor y Pólux. Hicimos escala en Siracusa, donde permanecimos tres días. De allí, bordeando la costa, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó un viento del sur y en dos días llegamos a Pozzuoli, donde encontramos a unos hermanos que nos invitaron a permanecer una semana con ellos. Luego llegamos a Roma.

Los hermanos de esta ciudad, informados de nuestra llegada, nos salieron al encuentro y nos alcanzaron a la altura del Foro de Apio y en las tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se sintió reconfortado.

Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con un soldado de guardia.

Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada; ahí recibía a todos los que acudían a él, predicaba el Reino de Dios y les explicaba la vida de Jesucristo, el Señor, con absoluta libertad y sin estorbo alguno.

Salmo Responsorial

Del Salmo 97

R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Cantemos al Señor un canto nuevo
pues ha hecho cosas portentosas:
el poder de su diestra y de su brazo
le han dado la victoria.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
El Señor reveló su salvación,
y a los pueblos mostró lo justo que es.
Se acordó de su amor y su lealtad
al pueblo de Israel.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios;
que todos los pueblos y naciones
aclamen jubilosos al Señor.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Que alaben al Señor al son del arpa
y de instrumentos musicales;
que al son de trompetas y clarines,
al Señor, que es el rey, todos aclamen.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

Aclamación antes del Evangelio

 

R. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.
R. Aleluya.

Evangelio

Mateo 14, 22-33

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron, y decían: ""¡Es un fantasma!"" Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: ""Tranquilícense y no teman. Soy yo"".

Entonces le dijo Pedro: ""Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua"". Jesús le contestó: ""Ven"". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: ""¡Sálvame, Señor!"" Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: ""Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?""

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: ""Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios"".

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.