Lecturas de Hoy

Hermanos: Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo.

Vivo, pero ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.

R. (1a) Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor
y siguen los caminos de su ley.
Comerán del trabajo de sus manos,
serán dichosos, y les irá bien. 
R. Dichosos los que temen al Señor.
Será su esposo como vid fecunda
en la paz hogareña;
serán sus hijos como olivos nuevos
en torno de su mesa. 
R. Dichosos los que temen al Señor.
Así bendecirá el Señor
al hombre que le teme y lo respeta.
Que el Señor te bendiga desde Sión
y, de Jerusalén, veas la dicha,
todos los días de tu vida. 
R. Dichosos los que temen al Señor.

R. Aleluya, aleluya.
Velen y oren,
para que puedan presentarse sin temor
ante el Hijo del hombre
R. Aleluya.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.