Hermanos: Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.
Lecturas de Hoy
Memoria de Nuestra Señora de los Dolores
Lectionary: 639
El evangelio de esta memoria es propio.
Primera lectura
Salmo Responsorial
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
A ti, Señor, me acojo:
que no quede yo nunca defraudado;
Señor, tú que eres justo,
ponme a salvo.
Escucha mi oración.
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
Ven a rescatarme sin retardo,
sé tú mi fortaleza y mi refugio.
Pues eres mi refugio y fortaleza,
por tu nombre, Señor, guía mis pasos.
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
Sácame de la red que me han tendido,
pues eres tú mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu
y tu lealtad me librará, Dios mío.
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
Pero yo en ti confío;
""tú eres mi Dios"", Señor, siempre te digo;
mi suerte está en tus manos,
líbrame del poder de mi enemigo
que viene tras mis pasos.
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
Qué grande es la bondad que has reservado,
Señor, para tus fieles,
Con quien se acoge a ti, Señor,
y a la vista de todos, ¡qué bueno eres!
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
Secuencia (opcional)
La Madre piadosa estaba
junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuán triste y afligida
estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena,
cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena!
¿Y cuál hombre no llorara
si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarlo me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde lo veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa la Virgen María,
que sin morir, mereció la palma del martirio
junto a la cruz del Señor.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: ""Mujer, ahí está tu hijo"". Luego dijo al discípulo: ""Ahí está tu madre"". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
O bien:
En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban admirados de las palabras que les decía Simeón. Él los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: ""Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma"".
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.