Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Lecturas de Hoy
- Readings for the Jueves de la XXIII semana del Tiempo ordinario
Memoria Opcional del Santísimo Nombre de María
Lectionary: 636B
Común de la Santísima Virgen María
Primera lectura
Salmo Responsorial
R. ¡Dichosa tú, Virgen María,
porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
R. ¡Dichosa tú, Virgen María,
porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre.
Y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
R. ¡Dichosa tú, Virgen María,
porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero.
Destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
R. ¡Dichosa tú, Virgen María,
porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Acordándonos de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como la había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia, para siempre.
R. ¡Dichosa tú, Virgen María,
porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído,
porque se cumplirá cuanto te fue anunciado
de parte del Señor.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador.
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.