Lecturas de Hoy

Memoria de Nuestra Señora María Reina

Lectionary: 627

Común de la Santísima Virgen María

Primera lectura

Isaίas 9, 1-3. 5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una gran luz;
sobre los que vivían en tierra de sombras,
una luz resplandeció.

Engrandeciste a tu pueblo
e hiciste grande su alegría.
Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque tú quebrantaste su pesado yugo,
la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano,
como en el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado;
lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será:
""Consejero Admirable"", ""Dios Poderoso"",
""Padre Sempiterno"", ""Príncipe de la Paz"";
para extender el principado con una paz sin límites
sobre el trono de David y sobre su reino;
para establecerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre.
El celo del Señor lo realizará.

Salmo Responsorial

Del Salmo 112

R. (2) Bendito sea el Señor, ahora y por siempre.

O bien

R. Aleluya.

Bendigan al Señor,
bendíganlo sus siervos.
Bendigan al Señor,
ahora y por los siglos venideros. R.
R. (2) Bendito sea el Señor, ahora y por siempre.

O bien

R. Aleluya.

Desde que sale el sol hasta su ocaso,
bendigan al Señor todos sus siervos.
El está sobre todas las naciones;
su gloria por encima de los cielos. R.

R. (2) Bendito sea el Señor, ahora y por siempre.

O bien

R. Aleluya.

¿Quién igual que el Señor, que es nuestro Dios,
que reina en trono excelso
y, sin embargo, abaja su mirada
para ver tierra y cielo? R.
R. (2) Bendito sea el Señor, ahora y por siempre.

O bien

R. Aleluya.

El levanta del polvo al desvalido,
y saca al indigente del estiércol
para hacerlo sentar entre los nobles

con los grandes del pueblo. R.

R. (2) Bendito sea el Señor, ahora y por siempre.

O bien

R. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Lucas 1, 28

R. Aleluya, aleluya.
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo,
bendita tú entre las mujeres.
R. Aleluya.

Evangelio

Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: ""Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo"". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: ""No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin"".

María le dijo entonces al ángel: ""¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?"" El ángel le contestó: ""El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios"". María contestó: ""Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho"". Y el ángel se retiró de su presencia.

 

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.