Lecturas de Hoy

Memoria de San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia

Lectionary: 625

Común de doctores de la Iglesia o de santos [por los religiosos]

Primera lectura

Sirácida 15, 1-6

El que teme al Señor hará siempre el bien
y quien es fiel a la ley obtendrá sabiduría.

Ella le saldrá al encuentro como una madre
y lo recibirá como una esposa recién casada.

Lo nutrirá con el pan de la sensatez
y le dará a beber el agua de la prudencia.

Si se apoya en ella, no vacilará;
si confía en ella, no quedará defraudado.

La sabiduría lo hará destacar entre sus compañeros
y le dará elocuencia en la asamblea.

Lo llenará con un espíritu de inteligencia,
lo revestirá con una túnica de gloria.

Lo colmará de gozo y alegría
y le dará en herencia un nombre perdurable.

Salmo Responsorial

Del Salmo 118

R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Sólo cumpliendo todos tus mandatos
puede un joven vivir honestamente.
R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Con todo el corazón te estoy buscando,
de tu ley no permitas que me aleje.
R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Guardo tus mandamientos en mi pecho
para nunca ofenderte.
R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Bendito eres, Señor,
enséñale a tu siervo lo que ordenas.
R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Todos los mandamientos de tu boca
mis labios enumeran.
R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.
Me gozo más cumpliendo tus preceptos,
que teniendo riquezas.
R. Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos.

Aclamación antes del Evangelio

Juan 15, 9. 5

R. Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mi amor, dice el Señor;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
R. Aleluya.

Evangelio

Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: ""Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.

Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos''.
 

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.