Esto dice el Señor:
“Busquen el bien, no el mal, y vivirán,
y así estará con ustedes, como ustedes mismos dicen,
el Señor, Dios de los ejércitos.
Aborrezcan el mal y amen el bien,
implanten la justicia en los tribunales;
quizá entonces el Señor, Dios de los ejércitos,
tenga piedad de los sobrevivientes de José.
Yo desprecio y detesto las fiestas de ustedes,
no me agradan sus solemnidades.
Aunque me ofrezcan holocaustos,
no aceptaré sus ofrendas
ni miraré con agrado sus sacrificios de novillos gordos.
Alejen de mí el ruido de sus canciones;
no quiero escuchar la música de sus arpas.
Que fluya la justicia como el agua
y la bondad como un torrente inagotable’’.