Lecturas de Hoy

Memoria Opcional de San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia

Lectionary: 552

Común de pastores o de doctores de la Iglesia.

Primera Lectura

Ef 3,14-19

Hermanos: Me arrodillo ante el Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, para que, conforme a los tesoros de su bondad, les conceda que su Espíritu los fortalezca interiormente y que Cristo habite por la fe en sus corazones.

Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.
 

Salmo Responsorial

Del Salmo 33

R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien: 
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todos horas,
no cesará mi boca de alabarlo. 
Yo me siento orgulloso del Señor;
que se alegre su pueblo al escucharlo. R.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien: 
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Proclamemos qué grande es el Señor
y alabemos su nombre. 
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores. R.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien: 
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes, 
jamás se sentirán decepcionados. 
El Señor siempre escucha al afligido, 
de su tribulación lo pone a salvo. R.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien: 
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
A quien teme al Señor,
el ángel del Señor lo salva y cuida. 
¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; 
dichoso quien en él confía. R.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien: 
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Que amen al Señor todos sus fieles,
pues nada faltará a quienes lo aman.
El rico empobrece y pasa hambre;
a quien busca al Señor nada le falta. R.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien: 
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6,63. 68c

R. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Tú tienes palabras de vida eterna.
R. Aleluya.
 

Evangelio

Mt 7,21-29

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.