Hermanos: Puesto que, por la misericordia de Dios, estamos encargados del ministerio de la predicación, no sólo no desfallecemos, sino que renunciamos a actuar en forma oculta y vergonzosa, a proceder con astucia o a falsear el mensaje de Dios. Solamente predicamos la verdad, y en esto consiste nuestra recomendación ante el juicio que hagan de nosotros en la presencia de Dios todos los hombres.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Señor, y nos presentamos como servidores de ustedes, por Jesús. Pues el mismo Dios que dijo: Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que ha hecho brillar su luz en nuestros corazones, para dar a conocer el resplandor de la gloria de Dios, que se manifiesta en el rostro de Cristo. Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos.
Lecturas de Hoy
- Readings for the Viernes de la IV semana de Cuaresma
Memoria Opcional de San Isidro, obispo y doctor de la Iglesia
Lectionary: 547
Común de pastores o de doctores de la Iglesia
Primera lectura
Salmo Responsorial
R. Rectas y sabias son las palabras del justo.
Confía en el Señor, practica el bien
y vivirás tranquilo en esta tierra;
que agradar al Señor sea tu deleite,
y él te dará cuanto deseas.
R. Rectas y sabias son las palabras del justo.
Pon tu vida en los manos del Señor,
en él confía,
y él hará que tu justicia y tu derecho
brillen igual que el sol de mediodía.
R. Rectas y sabias son las palabras del justo.
Rectas y sabias son
las palabras del justo;
pues lleva en su interior la ley de Dios,
sus pasos son seguros.
R. Rectas y sabias son las palabras del justo.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón”.
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.